martes, 25 de noviembre de 2014

Producir y exportar carne argentina sería más fácil, coherente y genuino que exportar automóviles o extraer petróleo por "fracking"

Entrega técnica de actualidad relacionada al Blog

En Campo 2.0, la Página WEB de Susana Merlo del pasado domingo 16 de noviembre se lee claramente este concepto: “Mientras en el mundo, el precio del petróleo cae a U$S 77 por barril esta semana, con la carne vacuna ocurre exactamente lo contrario. La demanda mundial sigue firme, igual que los precios, y se prevé que así va a seguir por varios años”. Tanto este concepto como el título ¿Y la “vaca viva” para cuándo?, haciendo la comparación y refiriendo a la formación geológica Vaca Muerta, coincide con varios planteos que hemos efectuado en este Blog y que pueden significarle al país buenas divisas con poca inversión y que además la harían los privados, es decir, los productores agropecuarios que sólo necesitan señales sensatas del gobierno. Distinto es el caso del petróleo, con método de extracción cuestionable, demandante de fabulosas inversiones y el 51% lo tiene que poner el Estado que participa con ese porcentaje en la parcial estatización de una sociedad anónima. No nos mueve la intención de cuestionar a otras actividades, sino defender una actividad genuina y que nos identifica como país, aunque no está de más aclarar, por ejemplo, que el precio del petróleo está bajando y el de la carne vacuna se mantiene firme y con demanda.



Con señales claras y poca inversión, el país puede llegar gradualmente aunque bastante rápido, a exportar un millón de toneladas de carne, que como expresa Susana Merlo arrojaría unos U$S 7.000 millones al año. De automóviles se exportan U$S 11.000 millones pero con 70% de componentes importados, entonces neto se exportan 3.300 millones. Para exportar carne no hay que modificar casi nada, salvo la firme decisión política de exportar y no como ahora que se hacen acuerdos de venta con China, Rusia, y otros destinos, de un producto que, evidentemente, no quieren exportar. Releyendo entradas de nuestro Blog de Forrajes Conservados no sólo que coincidimos en muchos aspectos entre ambos dominios de internet, sino que la factibilidad de mayor exportación es cierta y no necesita de grandes cambios, ni siquiera de ir en contra de la sojización ni de ninguna de las producciones agropecuarias actuales, Y la solución, en el sentido figurado, está “a la vuelta de la esquina”, veamos:


         Con señales claras y perdurables habría dos escenarios posibles,
1.   Con las pasturas actuales más el incremento de algunos verdeos y 1.200.000 ha de silajes, combinando recría en base a pasturas y engorde con suplementación o encierro.
2.   Incrementar pasturas perennes en base a alfalfa y festuca/agropiro en el centro y pasturas perennes megatérmicas en el norte complementadas con al menos 1.500.000 ha de silajes de maíz y sorgo e incremento importante de henos de moha, alfalfa, cereales de invierno y el excedente primaveral de las pasturas
En el caso 1. , sólo se incrementaría levemente la superficie de maíz y sorgo a ensilar y para el incremento de pasturas se recurriría mayormente a verdeos diversos según zonas. Este planteo es de rápida aplicación, los granos de maíz y sorgo seguirán jugando su importante y principal rol en la ganadería y se afianzarían gradualmente los sistemas productivos mientras se ajustan las señales políticas para crear confianza y producir más carne a relativo bajo costo, una ventaja comparativa, que además agrega valor en origen.
En el caso 2. , con la confianza y posibilidades de exportación se renovarían pasturas degradadas y se incrementarían los forrajes conservados, que además son los alimentos de menor costo después de las pasturas. Y aquí también los granos de maíz y sorgo seguirán siendo claves para el desarrollo de la cadena de carne
Lo aquí planteado, en principio incluye a todos los tipos de producción, desde el más extensivo al más intensivo. La única limitación o cuestionamiento lo tendrían los sistemas de producción que no respetaran las pautas de sostenibilidad que incluyen tanto el recurso (suelo,  pastizal y cultivos forrajeros) como el manejo estricto para evitar contaminación de napas y cursos de agua o cualquier otro tipo de contaminación. Hoy sabemos que esas pautas de sostenibilidad se practican “a medias” o por “propia iniciativa” sin un efectivo control estatal. En ciertos sistemas de Producción de carne que son contaminantes, si tuvieran que remediarlos, seguramente el costo y la rentabilidad cambiarían drásticamente. Como ya se expresara en este Blog, no está de más reiterar que las pasturas y los forrajes conservados evitan los excesos generados por la intensificación y proporcionan calidad de la carne y estabilidad de la producción, más aún si hay que lograr pesos de faena mayores.  

http://inta.gob.ar/documentos/invernada-corta-de-novillos-pesados-para-exportacion/at_multi_download/file/inta_invcorta_novexport13.pdf

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