Entrega de opinión - revisión relacionada al blog
El objetivo de los forrajes conservados
es producir grandes cantidades de materia seca para transferirlas a períodos de
escasez o a la dieta de todo el año, preservando la calidad cuasi original del
forraje en el momento del corte.
- En el caso de la henificación, mediante procesos de corte, movimientos mecánicos y secado que permitan preservar fundamentalmente el valor nutritivo en el heno.
- En el caso del ensilado, un proceso mecanizado muy controlable y bastante independiente de las condiciones climáticas, es posible preservar con más facilidad la calidad del forraje tal como se encuentra al momento del picado. El proceso fermentativo ideal se consigue con tamaño de picado y compactación e inoculantes más o menos efectivos según la naturaleza del forraje. El cuello de botella para los silajes sigue siendo el momento de la utilización y distribución, que resulta más complicado a medida que las temperaturas del ambiente aumentan, ya que anteriormente los silajes se utilizaban sólo en la temporada invernal y ahora son parte de la dieta en buena parte del año en los sistemas semi-intensivos y todo el año para los sistemas intensivos que necesitan dietas equilibradas.
Para
mejorar la estabilidad aeróbica y preservar al máximo la calidad nutritiva y la
energía de los silajes, como así también para mejorar la fermentación en el proceso de ensilado, hay
disponible una gran cantidad de aditivos bacterianos o también
llamados inoculantes, que tienen diferentes modos de acción y por ende
distintos propósitos. Tomaremos como referencia bibliográfica en esta entrega,
un artículo del INTA del Ing. Agr. Ph.D. Oscar C. M. Queiroz, complementando
con información de Empresas de Inoculantes.
Los
aditivos bacterianos son de dos tipos
principales: a) los que transforman rápidamente la glucosa en ácido láctico,
que acidifican prontamente a la masa de forraje y la conservan, como se dio
tradicionalmente en los silajes; b) los que además de ácido láctico, producen etanol,
CO2, y ácido acético durante la fermentación, pero lo que los hace atractivos
es que también generan agentes anti fúngicos como acetato y propionato, que ayudan a la estabilidad aeróbica. A las
bacterias descriptas como tipo a) se las denomina Bacterias Homolácticas y
a las del tipo b) se las conoce como Bacterias Heterolácticas. Todas
estas bacterias tienen diferentes funciones y actúan en distintas fases del
proceso de ensilaje. Comercialmente se presentan como inoculantes que contienen
distintas cepas y diferentes proporciones de bacterias seleccionadas según
marca y destino. Las especies bacterianas de cada tipo, mencionadas como a) y
b), son las siguientes:
Bacterias
Homolácticas
Lactobacillus plantarum
Pediococcus pentosaceus
Enterococcus faecium
Bacterias
Heterolácticas
Lactobacillus buchneri
Lactobacillus brevis
Lactobacillus kefiri
Como ya expresáramos en otra
entrega, cuando se comenzó el ensilado de especies forrajeras no aptas
naturalmente para este proceso, hubo una inevitable necesidad de
utilizar inoculantes, pero ahora con la valorización que existe del silaje, es
necesario evitar pérdidas de materia seca y en especial de calidad del silaje,
la que se produce por procesos aeróbicos al abrir cualquier silo, independientemente
de la especie ensilada. Entonces, además de lograr una buena fermentación, se
requerían herramientas para conservar mejor el silaje en el proceso de
manipuleo y utilización, con lo que se comenzaron a utilizar nuevos Inoculantes y aditivos. Se seleccionaron cepas de los tres géneros de bacterias
mencionadas en el párrafo anterior, para utilizarlas y combinarlas adecuadamente en los inoculantes
comerciales. Para mejorar la estabilidad
aeróbica, últimamente se
comenzaron a utilizar las bacterias
heterolácticas que mencionamos más arriba, cuyo uso ya se recomienda para
todo tipo de silaje. En los silobolsa para autoconsumo, la exposición aeróbica que se produce debe controlarse poniendo las estructuras de autoconsumo en los extremos de las bolsas y con remoción rápida para disminuir el tiempo de exposición y re-oxigenación del silaje.
Si bien, desde el punto de vista nutricional y
académico se requiere encontrar un equilibrio con las especies y cepas que
integren un inoculante, con especificidades y complementación, desde el punto
de vista práctico hay que recurrir a los productos comerciales de reconocidas
empresas que desarrollan formulaciones para la inoculación de forrajes ensilados. La adecuada
concentración y tasa de inoculación con
la que serán usadas las formulaciones comerciales, son de fundamental
importancia para la efectividad del producto. Como regla general resulta oportuno resaltar conceptualmente lo
referido por Oscar C. M. Queiroz: los inoculantes con bacterias
homolácticas son usados para mejorar la fermentación del forraje ensilado,
mientras que los inoculantes con bacterias heterolácticas son utilizados para
incrementar la estabilidad aeróbica del silaje durante su utilización.
http://www.lactosilo.com/MaterialT%C3%A9cnico/Folletos/tabid/138/Default.aspx
http://www.lactosilo.com/MaterialT%C3%A9cnico/Folletos/tabid/138/Default.aspx