En la Argentina y
en la época en que se fundaba la Chacra Experimental en Pergamino, en 1912,
había sistemas de producción pioneros en lechería ya que desde 1889 La Martona,
en Vicente Casares, Bs. As., disponía de 52 tambos con silos aéreos de
material para ensilar pasturas y maíz.
De los granos forrajeros (maíz, sorgo, cebada,
avena y centeno) que se utilizan para producción animal, el maíz es el más
importante y fue el que mayoritariamente utilizó la ganadería argentina por más
de cien años. La denominación maíz
forrajero hace referencia a toda utilización de la planta entera en
pastoreo en cualquiera de sus estados fenológicos y al picado de la planta
entera granada esencialmente para silaje.
La utilización del grano forrajero de maíz para rumiantes no cambió en su
esencia pero sí en su participación cuantitativa y se extendió la utilización a
lo largo del año debido a la agriculturización que restó superficie ganadera
esencialmente pastoril. Esto último generó que la principal utilización del
grano de maíz en el consumo interno sea para la ganadería de carne y leche, por
encima de los monogástricos y de la industria de transformación.
Con fluctuaciones
anuales y basadas en estimaciones de MAIZAR, el consumo interno de grano de maíz
tiene la siguiente distribución (en millones de toneladas, Mt):
Lechería: 2.0 - 4.0 Mt
Ganadería: 3.0
- 5.0 Mt
Total
Ganadería de carne y leche entre 5 y 9 Mt
Avicultura: 2.8
Mt
Molienda H: 1.1 Mt
Porcinos: 0.8 Mt
Molienda Seca:
0.6 Mt
Total
General: 9.5-12 Mt
Del consumo
interno actual, el grano de maíz sólo para la ganadería de carne y leche (como grano forrajero) representa el 70% del
total. El maíz forrajero en todas sus
variantes acompañó siempre al grano
forrajero. Sin embargo, el potencial del maíz forrajero como silaje de planta entera, aún no ha sido
totalmente explotado, aunque hoy entre 20 y 25% del maíz sembrado se destina
para silaje, que se adiciona al uso interno del grano forrajero.
Esas
estimaciones, nos dan entonces, valores muy altos de utilización del maíz para
la ganadería de carne y leche: 1) 70 % del consumo interno del grano y 2) casi
la cuarta parte de la superficie como planta entera forrajera, mayoritariamente
como silaje.
Es más, si
hubiera una política de incremento de las exportaciones de carne y productos
lácteos, sabiendo que la sojización no tiene marcha atrás y que las superficies
ganaderas y de pasturas conservarán la fuerte disminución operada por más de 15
años, un 50%, como mínimo, de la superficie destinada actualmente al maíz
debería picarse como planta entera para silaje. Como ya lo mencionáramos en
otras entregas, por el costo, el valor alimenticio como fuente energética y la
necesidad de suplementar y potenciar las pasturas, transforman al silaje de maíz
en imprescindible para intensificar y hacer sustentable cualquier sistema de
producción de rumiantes. De ahí que más tarde o más temprano ese incremento será
inevitable.