lunes, 13 de enero de 2014

Rol del grano forrajero de maíz y del maíz forrajero en la ganadería argentina

En la Argentina y en la época en que se fundaba la Chacra Experimental en Pergamino, en 1912, había sistemas de producción pioneros en lechería ya que desde 1889 La Martona, en Vicente Casares, Bs. As., disponía de 52 tambos con silos aéreos de material  para ensilar pasturas y maíz.

De los granos forrajeros (maíz, sorgo, cebada, avena y centeno) que se utilizan para producción animal, el maíz es el más importante y fue el que mayoritariamente utilizó la ganadería argentina por más de cien años. La denominación maíz forrajero hace referencia a toda utilización de la planta entera en pastoreo en cualquiera de sus estados fenológicos y al picado de la planta entera granada esencialmente para silaje.
La utilización del grano forrajero de maíz para rumiantes no cambió en su esencia pero sí en su participación cuantitativa y se extendió la utilización a lo largo del año debido a la agriculturización que restó superficie ganadera esencialmente pastoril. Esto último generó que la principal utilización del grano de maíz en el consumo interno sea para la ganadería de carne y leche, por encima de los monogástricos y de la industria de transformación.

Con fluctuaciones anuales y basadas en estimaciones de MAIZAR, el consumo interno de grano de maíz tiene la siguiente distribución (en millones de toneladas, Mt):

Lechería:           2.0 - 4.0 Mt
Ganadería:        3.0 - 5.0 Mt
                                    Total Ganadería de carne y leche entre 5 y 9 Mt

Avicultura:        2.8 Mt
Molienda H:       1.1 Mt
Porcinos:          0.8 Mt
Molienda Seca: 0.6 Mt
                                    Total General: 9.5-12 Mt

Del consumo interno actual, el grano de maíz sólo para la ganadería de carne y leche (como grano forrajero) representa el 70% del total. El maíz forrajero en todas sus variantes acompañó siempre al grano forrajero. Sin embargo, el potencial del maíz forrajero como silaje de planta entera, aún no ha sido totalmente explotado, aunque hoy entre 20 y 25% del maíz sembrado se destina para silaje, que se adiciona al uso interno del grano forrajero.

Esas estimaciones, nos dan entonces, valores muy altos de utilización del maíz para la ganadería de carne y leche: 1) 70 % del consumo interno del grano y 2) casi la cuarta parte de la superficie como planta entera forrajera, mayoritariamente como silaje.


Es más, si hubiera una política de incremento de las exportaciones de carne y productos lácteos, sabiendo que la sojización no tiene marcha atrás y que las superficies ganaderas y de pasturas conservarán la fuerte disminución operada por más de 15 años, un 50%, como mínimo, de la superficie destinada actualmente al maíz debería picarse como planta entera para silaje. Como ya lo mencionáramos en otras entregas, por el costo, el valor alimenticio como fuente energética y la necesidad de suplementar y potenciar las pasturas, transforman al silaje de maíz en imprescindible para intensificar y hacer sustentable cualquier sistema de producción de rumiantes. De ahí que más tarde o más temprano ese incremento será inevitable.