lunes, 4 de febrero de 2019

El pasto y los forrajes conservados en el centro de la brecha tecnológica en ganadería.

Las brechas tecnológicas en ganadería bovina, según los resultados experimentales que incluyen los lotes demostrativos y de productores de punta comparados con el promedio de los sistemas ganaderos de Argentina, son muy grandes y son además, la contra cara de los sistemas agrícolas tanto en productividad como en adopción de tecnología de insumos y de procesos. Esas brechas tecnológicas en los sistemas ganaderos son tan variables como la cantidad de sistemas diferentes según regiones, productos (carne/leche), alimentación, grado de intensificación y exigencias de los mercados. La premisa de esta entrega, para relacionar el pasto y los forrajes conservados con esas brechas considerará también la sostenibilidad económica y ambiental. Y no está demás insistir que se trata de sistemas productivos que utilizan rumiantes, animales con un digestor biológico asombroso para digerir la fibra de los vegetales en general, del pasto en particular y de los sub-productos agrícolas e industriales que el hombre no puede consumir.
La complementación del pasto y del pastoreo con los forrajes conservados ya lo hemos tratado. Aun con los pastizales y pasturas degradadas (que deberían desterrarse), se disminuye la ineficiencia de esos sistemas, incorporando, por ejemplo, silaje de maíz que es además un paso previo para iniciar un cambio integral más tecnológico y más adaptado a nuestro tiempo.
Lo que se quiere instalar en esta entrega es la posibilidad de mejorar la producción y la utilización de estos dos insumos, pasto y forraje conservado, con otros insumos (granos, subproductos, núcleos y/o balanceados) y con procesos (pastoreo, semiestabulación, estabulación, tratamiento y distribución de efluentes) en sistemas muy diversos.
La diversidad de sistemas ganaderos posibles y sostenibles (mucho menos que los sistemas existentes) incluye siempre al pasto de una pastura o un pastizal, aun en sistemas estabulados o terminados a corral y para las categorías de animales previas al encierro.
      Es en la producción y utilización del pasto donde la brecha tecnológica es mayor e inaceptable para nuestro tiempo con la disponibilidad de insumos y procesos relacionados con esa producción. Si bien esas producciones son diversas y en diversos ambientes, todas dependen de tres elementos básicos para planificación y control: 1) Semillas de cultivares de punta, de pureza e identidad certificada y legalizada; 2) Pautas de manejo agronómicas, manejo de la pastura y manejo del pastoreo y 3) Fertilización de arranque, inoculación de leguminosas, descansos y desmalezamientos que prolonguen la perennidad en especies perennes y aseguren el potencial productivo en las anuales. Éstas últimas con fertilizaciones que aumenten la producción de materia seca y disminuyan el costo por unidad de superficie. 
      La brecha tecnológica está relacionada en segundo lugar con los forrajes conservados. Ya sea por la falta o carencia de los mismos en el sistema o por cantidades insuficientes o de baja calidad nutritiva en los forrajes conservados disponibles.
  
      La brecha tecnológica mencionada es consecuencia de muchos factores relacionados con el trabajo, la tecnología, la complejidad de la actividad, lo social, la tenencia de la tierra y lo económico-financiero. Esa complejidad multifactorial la asociaremos en los párrafos siguientes con opiniones de poco sustento tecnológico, con modas o costumbres por tiempo determinado también sin sustento y con factores tecnológicos directamente relacionados al tema

El grano, en especial el de maíz por practicidad (y en muchos períodos también por bajo precio) se utilizó y utiliza en exceso, atenta contra el bienestar de los rumiantes y enmascara la ineficiencia en la producción y utilización del pasto en pastoreo. No es casual que el consumo interno del maíz está liderado por la ganadería. Si ese grano estuviera bien complementado con el pasto y con los forrajes conservados, la producción nacional de carne y de leche sería mayor, más eficiente, más sustentable, con mejor bienestar animal y sin duda más rentable.

Las distintas formas de encierro de animales con dietas más o menos controladas o la estabulación con dietas TMR pueden responder a solucionar una parte de la complejidad multifactorial mencionada y con eficiencia productiva o bien pueden ser situaciones no planificadas o generadas y planificadas a las apuradas sin un análisis previo de los alimentos y de la nutrición requerida. Ninguna de las situaciones mencionadas, ni otras que el lector puede conocer o imaginar, justifican las pasturas degradadas, el pastoreo irracional o la falta de pasto en el sistema, salvo en sequías prolongadas o incendios, situaciones en las que los forrajes conservados bien planificados contrarrestan en buena medida.

Evitar el pastoreo o directamente anunciar la muerte del pastoreo, aun para los tambos más tecnificados, está muy lejos de la realidad, más cerca de la ineficiencia del sistema y en casos muy aislados por el aprovechamiento de subsidios energéticos con sobreprecio para generar gas/electricidad con los desechos que sólo pueden implementar unas pocas empresas agropecuarias. Como contrapartida, Nueva Zelanda produce leche a pasto con biotipos animales adaptados.

Argentina está abandonando la producción de carne a pasto, una speciality  difícil de encontrar en el mundo. Para compensar ese desatino, las asociaciones de productores de razas carniceras que ni siquiera se han preocupado por un biotipo animal adaptado a esa speciality han generado por mercadotecnia marcas comerciales con el nombre de la raza. Con mercadotecnia se pretende confundir y al mismo tiempo esconder estudios serios y evidencias concretas que demuestran la mejor calidad organoléptica y nutraceútica comparada con la carne de feed lot, una commodity. A los que pregonan que el pastoreo ha muerto, tal vez habría que recordarles que se está matando a la carne argentina como speciality, en condiciones internacionales favorables para el futuro cercano. Esa mentalidad de copiar o adaptar tecnologías, modas y mercadotecnia en algunas de nuestras producciones se vio muy claro ante la debacle de SanCor. Una Cooperativa neozelandesa estuvo entre los oferentes para adquirir SanCor. Los cooperativistas neozelandeses producen leche con 80% de pasto y llega a 90% la utilización del pasto si se considera el rodeo completo incluyendo las vacas secas y tienen una Cooperativa floreciente. Nuestra ganadería en general, hace más de 50 años que viene enmascarando ineficiencias y sólo la incorporación paulatina del silaje con la activa participación de la Cámara de Contratistas Forrajeros (CACF) desde 2003 ayudó a complementar, estabilizar y hacer más previsible la producción de carne y leche.

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En este siglo de los fundamentalismos, no sólo religiosos sino también alimentarios y en contra de los sistemas agropecuarios modernos, ponen al mismo nivel a los rumiantes que a los desatinos generados por el hombre en el consumo excesivo de energía, en armamentos y en la ambición desmedida. En el siguiente documento de la FAO se anticipaba ese fenómeno relacionándolo al pasto, el pastoreo y el ganado:

          La FAO en 1993 en un documento sobre la desertificación y el papel del ganado (http://www.fao.org/docrep/x5320s/x5320s0e.htm), plantea en parte, los mismos ensañamientos con el ganado que llevan a informaciones falsas e interesadas. Si bien no nos extenderemos en el análisis de ese documento, se rescata lo siguiente de su Introducción: "Los grupos de intereses especiales, en particular los vegetarianos, están culpando al ganado doméstico, particularmente el ganado vacuno, por las calamidades del mundo, que van desde el calentamiento global hasta la pobreza, la deforestación, la contaminación del agua y la desertificación. No obstante, los científicos afirman que estas acusaciones no están basadas en hechos, simplemente son repetidas por los medios noticiosos. El público está siendo mal informado y no es sorprendente que muchas personas apoyen el llamado hacia un renacimiento ecológico eliminando el pastoreo del ganado doméstico".