domingo, 4 de enero de 2015

Los silajes son energéticos por definición,

aunque haya una pequeña proporción de proteicos por necesidad de los sistemas

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El principio de la conservación de forrajes para tener reservas en épocas de déficit o como suplemento todo el año se basa en dos modelos.
      I.        La henificación, proceso de secado u oreado del forraje después de cortado que se puede acondicionar de diversas maneras como parvas, fardos, megafardos y rollos
  II.     El ensilado, proceso fermentativo para conservar en medio ácido forraje de gran contenido de azúcares solubles, almidón o ambos y con un porcentaje promedio de materia seca de 35%, Si bien el origen del ensilaje de forrajes es incierto, los primeros se habrían hecho con hojas pre-oreadas y compactadas en toneles en Italia y que luego se extendiera a toda Europa, según documentación de los anales de la Universidad de Agricultura de Young en 1786 acerca de un artículo del profesor John Symonds, de la Universidad de Cambridge. Pero fue el maíz la especie “tipo” y la mejor adaptada para producir silajes de planta entera por tres características específicas:

1.  La alta producción de materia seca forrajera energética por unidad de superficie y en un corto período.
2.     La combinación ideal de fibra, azúcares y almidón para rumiantes.
3.  La rápida fermentación y disminución del pH inmediatamente luego del picado sin pre-oreado y compactado en recipientes llamados “silos”, de buena palatabilidad y rápido acostumbramiento.

Volviendo al título de esta entrada de que los silajes son energéticos por definición, es lo que ha generalizado el uso de silajes, con el maíz como especie emblemática. Con los Lactobacillus como microorganismos naturales para producir  la fermentación y la posterior conservación en medio anaeróbico y ácido, durante décadas desde fines del siglo XIX se dio la preponderancia del maíz como sinónimo de silaje. Y la explicación de este fenómeno se resume en las tres características de la planta del maíz mencionadas más arriba.
No hay otra especie que aporte lo que aporta el maíz. La que más se aproxima es el sorgo y son equiparables sólo en condiciones marginales para maíz. Ya veremos que estas dos especies participan en más del 80% de los silajes. La energía de los silajes es muy bien aprovechada por los rumiantes. Hay bacterias lácticas que ayudan a la conservación de los silajes y en el rumen hay bacterias que aprovechan la energía y producen proténa microbiana

Los otros silajes energéticos con fibra y almidón corresponden a los elaborados con cereales de invierno. Y los cereales menores como moha y mijo con escaso aporte de almidón también son factibles, aunque todos los mencionados deben aportar al menos 6.000 kg de materia seca por ha para ser viables económicamente.

Todas las gramíneas forrajeras templadas y megatérmicas pueden ser ensiladas en estado de floración o fructificación temprana, ya que en general tienen suficientes azúcares solubles que aseguren una buena fermentación y bajen el pH. Hay que recalcar que no aportan almidón y que son factibles económicamente si producen al menos 5-6.ooo kg de materia seca por ha y para sistemas de producción más extensivos o semi-intensivos.

Los silajes “proteicos” no son más que adaptaciones del método de conservación original, pero con ajustes y concesiones que permitan un aceptable silaje que no está exento de complicaciones y sólo justificables si no hay una fuente proteica de bajo costo en pasturas del sistema.


Cuando se disponen de buenas pasturas y se efectúa un manejo adecuado de las mismas contando con leguminosas como alfalfa y tréboles, los silajes energéticos son un suplemento y complemento adecuado de esas pasturas. De ahí la afirmación de que los silajes son energéticos por definición y que la fibra tiene un rol estratégico en el rumen. Cuando el pasto comienza a escasear o está en proporciones inferiores a las recomendadas, se producen una serie de desajustes en los sistemas. Cuanto más intensivos son los sistemas el déficit proteico en las dietas pasa a primer plano, Los henos de leguminosas son preferibles si se los puede obtener de buena calidad. Pero ante desajustes en la disponibilidad alimentaria para rumiantes o falta de planificación o ante sistemas que le dan menor importancia al pasto, una forma de conseguir proteína, relativamente a bajo costo es confeccionando silos con leguminosas, las que tienen las siguientes características asociadas a una menor adaptación o a una mayor complejidad para ensilarlas:
1      La producción de MS en un solo corte no es muy alta
2     Se necesita pre-oreado con la consiguiente complicación y pérdida de folíolos y por ende          de digestibilidad,
3     Poder tampón por exceso de sustancias nitrogenadas que afecta la acidificación rápida, la        buena fermentación y que puede afectar seriamente la palatabilidad.

Como veremos en una próxima entrega, los inoculantes y aditivos en un primer momento estuvieron dirigidos a los silajes de leguminosas o de bajo contenido de azúcares solubles, pero actualmente en los nuevos inoculantes para ensilar, prevalece el efecto que puedan tener sobre la estabilidad aeróbica de todos los silajes, tanto energéticos como proteicos. La estabilidad aeróbica de los silajes determina que los mismos lleguen al rumen con poca pérdida de energía y más palatables. 


http://www.uv.mx/cienciahombre/revistae/vol24num2/articulos/ensilaje/

http://www.educ.ar/dinamico/UnidadHtml__get__d00a5da3-7a09-11e1-81cf-ed15e3c494af/index.html

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