martes, 17 de junio de 2014

El uso de energía fósil en los sistemas de producción ganadera: Rol y ventajas de los forrajes conservados

Entrega de actualidad técnica relacionada al Blog

            La eficiencia en el uso de la energía fósil se está asumiendo cada vez con más interés en todos los sistemas de producción agropecuaria. Se conoce y se puede deducir fácilmente que, el uso de la energía fósil en la producción ganadera es mínimo en sistemas totalmente pastoriles y máximo en sistemas estabulados. Sin entrar en comparaciones detalladas, también sabemos que a medida que aumenta la eficiencia de cualquier sistema (por ajustes, manejo, forraje más digestible, uso y control de efluentes, entre otros) el costo de la energía fósil necesaria se reparte en más unidades productivas o es reemplazada, en parte, en el mismo sistema. Es en el aumento de la eficiencia que los Forrajes Conservados juegan un rol fundamental por la seguridad y previsibilidad que le aportan al sistema productivo ante condiciones climáticas desfavorables. En síntesis, por cada unidad de energía fósil utilizada para producir henos y silajes, se logra la producción potencial o máxima posible acorde a lo planificado e implementado.
            El consumo de energía fósil en los sistemas ganaderos es directo (mecanización) e indirecto (para producir los fertilizantes y los alimentos que no provengan del pastoreo directo). Con la intensificación de los sistemas que mencionamos en más de una entrega, la utilización de la energía fósil es una necesidad inevitable para mantener la intensificación. Pero también, como hemos visto en otras entregas, se puede mejorar significativamente la eficiencia con sólo no perder de vista:
·         Los silajes, cuyos costos son menores a los granos y concentrados
·         Las invernadas cortas para terminar novillos
·         La fibra efectiva de henos de alfalfa y de los silajes en lechería
·         La reutilización de efluentes como enmiendas
·         La complementación entre agricultura y ganadería
·         La mejora en la calidad de pastos, henos y silajes

            Volviendo a lo que vimos en otras entregas, el grano debe darse a los rumiantes en cantidades restringidas para producir intensivamente y eficientemente. Porque los monogástricos son más eficientes en transformar el grano en carne y como los rumiantes pueden aprovechar grandes cantidades de fibra como energía, hay que buscar en ellos un equilibrio energético y productivo que aproveche al máximo los pastos, los henos y los silajes. La realidad de nuestros sistemas de producción de carne y leche es que son en general desequilibrados por falta de planificación, por falta de los alimentos básicos para un rumiante (pasto, heno y silaje), por contaminación en sistemas intensivos o por degradación de pastizales y pasturas por mal manejo o sobrecargas, por baja utilización de fertilizantes en un extremo o donde se usan fertilizantes minerales sin considerar la materia orgánica de los suelos incorporando enmiendas en  los sistemas intensivos o rotando adecuadamente pasturas y cultivos.


    La reducción del consumo de energía fósil o la mayor eficiencia por unidad de producto en el uso de la energía, tiene margen de maniobra, ya que es posible en nuestros sistemas de producción aplicar tecnologías de procesos que acompañadas por planificación y complementación dentro de cada unidad de producción podrían lograr mayor eficiencia productiva y sobretodo mucho mayor sustentabilidad que la actual. Y allí, los forrajes conservados juegan un rol trascendental y estratégico.


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