Entrega de opinión-revisión relacionada al Blog
En el caso de
los “pastos” de pastizales y pasturas cultivadas, la Argentina cuenta por
primera vez con un mapa de productividad forrajera con datos a escala de Partido,
como resultado del trabajo conjunto de la Facultad de Agronomía de la UBA
(FAUBA), el INTA y AACREA.
No ocurre lo mismo con los
forrajes conservados, donde las estimaciones son parciales y sin una
metodología definida de muestreo. Lo más aproximado es lo que posee la CACF
(Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros) básicamente para la confección de
silajes por parte de sus socios, que tampoco incluye a todos los contratistas,
ni a los que tienen maquinaria propia y no son contratistas, al menos como
actividad principal. Hoy se estima que una picadora moderna de gran rendimiento
pica alrededor de 2.000 ha por año de maíz, sorgo, cereales de invierno,
alfalfa, soja y pasturas.
Para el
cálculo de la estimación de cuanto se produce de silajes y henos cada año, se
tomaron 1.000.000 de ha de silaje de maíz y sorgo con un promedio de 11
toneladas de MS/ha, más 200.000 ha de otros silajes con 6 toneladas por ha. De
henos se calculó un corte destinado principalmente para heno en 2.800.000 ha de
alfalfa más 600.000 toneladas de moha. Puede haber variaciones y otras especies
no consideradas, aunque la contribución de mayor peso está en el maíz y el
sorgo para los silajes y en la alfalfa para los henos. Por eso se estimó entre
25 y 30 millones de toneladas que aportarían por año los forrajes conservados,
incluyendo todas las especies y variantes que se den en algunas zonas o en
algunos años en particular. Para estimar metodológicamente estas cifras, en
algún momento entidades públicas y privadas deberían encararlo, como se hizo
con el pasto, para los forrajes conservados. Como se mencionara en otra
entrega, con incentivos o cambios de política para la ganadería de carne y
leche, solamente de maíz debería dedicarse un 50% más para silaje, tanto para
equilibrar, como hacer sostenibles y previsibles a los sistemas productivos y fundamentalmente
para bajar los costos de la alimentación. Y si una vez logrado eso, se quisiera
crecer en volumen y recuperar exportaciones acorde a la importancia y las
posibilidades de un país como Argentina, se necesitarían no menos de 50.000.000
de toneladas de forrajes conservados cada año. Esta cifra es un 20%
aproximadamente de lo que producen los pastos. Hoy esa proporción estaría entre el 10 % y el 15 %. Es bueno aclarar aquí, que en la estimación de la producción de pasto se incluyen muchos sistemas extensivos y también de subsistencia que no son comparables a los sistemas que utilizan forrajes conservados rutinariamente.
Hasta tanto no se dispongan de
datos más precisos o un mapa de forrajes conservados, esta primera aproximación
parece reflejar lo que tenemos en los sistemas productivos para poder proyectarlo
a lo que necesitamos. Recuérdese que al inicio de la década de 1990 a los
forrajes conservados todavía se los denominaba Reservas, los silajes no
superaban las 250.000 ha y más de un 20% de los tambos no los utilizaban. Hoy
hasta la vaca de cría se suplementa estratégicamente con silaje, impensable al
principio de esa década cuando ya lo proponíamos sin éxito y era visto con gran
escepticismo en medios productivos y académicos.
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